Buena parte de los niños y niñas adoptados y acogidos presentan dificultades que pueden complicar su adaptación a la escuela, lo que les hace más vulnerables a las adversidades cotidianas tanto desde el punto de vista académico como desde el punto de vista social en sus relaciones con compañeros y profesores. Debido a las experiencias de adversidad vividas en su familia y a las dificultades en su escolarización, estos niños y niñas se incorporan al sistema educativo en situación de desventaja, lo que les obliga a realizar un sobreesfuerzo para recuperar el terreno perdido