Desde el 1 de enero de 2016, Fundación Raíces ha atendido a 537 niños, niñas, adolescentes y jóvenes que han sufrido algún tipo de vulneración de sus derechos por parte de distintas administraciones públicas españolas
Desde el 1 de enero de 2016, Fundación Raíces ha atendido a 537 niños, niñas, adolescentes y jóvenes que han sufrido algún tipo de vulneración de sus derechos por parte de distintas administraciones públicas españolas
Mª Dolores Estévez González, Universidad de Las Palmas de Gran Canarias. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Después de largos debates sobre si la aparición de enfermedades (incluidas las mentales) está condicionada por la genética o por el ambiente, ya no hay ninguna duda. Los dos factores están implicados e íntimamente relacionados.
Poco después del nacimiento, las típicas interacciones de “servir y devolver” que ocurren entre los niños pequeños y las personas adultas que los cuidan afectan la formación de las conexiones neurales y el circuito del cerebro en desarrollo. En los siguientes meses, en la medida en que los bebés buscan una mayor participación mediante balbuceos, lloriqueos y expresiones faciales – y los adultos “devuelven el servicio” respondiendo con vocalización y expresividad similares – estos intercambios recíprocos y dinámicos literalmente moldean la arquitectura del cerebro en desarrollo. En contraste, si las respuestas de los adultos no son confiables, o son inapropiadas o simplemente no se producen, los circuitos del cerebro en desarrollo pueden verse perturbados y se perjudican el aprendizaje, el comportamiento y la salud subsecuentes.
Autoría: Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard
En este material elaborado por el Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard se explica por qué la privación significativa es tan perjudicial en los primeros años de vida y por qué es probable que las intervenciones efectivas paguen dividendos significativos en mejores resultados a largo plazo en el aprendizaje, la salud y la crianza de los hijos e hijas de la próxima generación. El vídeo proporciona una visión general de como la ausencia persistente de atención sensible altera el cerebro en desarrollo.
Lo que sucede en la infancia temprana puede importar a lo largo de la vida. Para manjar exitosamente el futuro de nuestra sociedad, debemos reconocer los problemas y abordarlos antes de que empeoren. Las investigaciones sobre la biología del estrés durante la infancia temprana muestran cómo adversidades mayores, como la pobreza extrema, el abuso o la negligencia puede debilitar la arquitectura del cerebro en desarrollo y poner al sistema de respuesta al estrés permanentemente alerta. La ciencia muestra también que proporcionar relaciones estables,receptivas, enriquecedoras y propicias durante los primeros años de vida puede prevenir o incluso revertir los efectos perjudiciales del estrés temprano, con beneficios duraderos para el aprendizaje,el comportamiento y la salud (resumen en el propio documento)
Autoría: Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard
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