Sí, las caricias, las respuestas al llanto del bebé, los cuidados responsables, predecibles, repetitivos, las interacciones bebé- cuidador (las nanas, las sonrisas, las miradas, los gorgeos respondidos con arrullos y besos…) son el contexto necesario para que las neuronas del bebé se desarrollen, busquen a otras, se conecten entre sí, formen redes y su cerebro crezca con todas las funcionalidades operantes.