Integrar la madre biológica en las familias adoptivas

Por Javier García Martínez

Hacer crecer el bebé interior

En la primera parte, hizo una breve explicación sobre cómo trabajar el acercamiento de la familia adoptiva a la familia biológica, sobre todo en lo que se refiere a cómo integrar la madre biológica y también cómo acompañar a nuestros hijos e hijas a hacer crecer el bebé interior que se encuentra en ‘TODOS los niños y las niñas adoptados y acogidos’. Aquel niño o niña que un día se sintió ‘morir’, ‘un día mamá desapareció y me sentí morir’. Prefiere no hablar de abandono porque el término “abandono” tiene un sentido de intención y no siempre sabemos si hubo o no intención de abandonar. El niño o niña conectará a menudo de manera inconsciente con ese momento doloroso, cuyo recuerdo ha quedado como un mensaje de valoración sobre sí mismo, el origen de la baja autoestima y la inseguridad comunes a todos ellos. ‘Incluso los bebés que no han conocido a la madre han experimentado la sensación de estar en el umbral del abismo: desaparece un olor, un sonido, una sintonía’.

Se articula un mensaje interior; ‘yo no soy suficiente para ella, soy malo’, que llevará a lo largo de su vida y que tratará continuamente de confirmar en sus relaciones y provocaciones a su familia adoptiva: ‘Yo no soy suficiente, no soy lo que esperabas’. Cómo podemos actuar las familias ante estas situaciones, centrar la mirada sobre lo que es, no sobre lo que esperábamos de  nuestro hijo o hija, subraya Javier García Martínez.

El origen, a nivel de herida, es la madre biológica. Todos los pensamientos del niño, niña o adolescente adoptado están alrededor de esta madre. ¿Está viva? ¿piensa en mí? , preguntas que no verbalizan y que madres y padres adoptivos no detectan. Muchas familias piensan que “si no preguntan, es que todo va bien”.

La información de lo que pasó es importante pero no es el centro del trabajo de historia de vida. Lo importante es el mensaje que se interioriza cuando mamá desaparece y soy un bebé.

Cuando estos niños, niñas y adolescentes expresan los bloqueos evolutivos, la familia adoptiva debe ‘abrir la mira’ ante estas conductas regresivas muy comunes, aceptando su demanda. Atenderles cuando necesita que los vistas, que lo acunes a pesar de tener 12 años, sin ello no hay autonomía. Ante las regresiones evolutivas hay que darles lo que esperan, aunque sean adolescentes. Conectar con él/ella afirmándole continuamente que ‘estoy aquí para ti, estamos aquí para cuidar tu bebé interno’. Aunque en esos momentos no sepan que les pasa porque es una conexión muy antigua. Igual que un bebé, necesitan ser el centro del mundo. Tener la mirada atenta por si el bebé interior lo necesita, recoger las partes que aún quedan del bebé en su hijo o hija, ‘esto es un regalo’. No dejar de ver al peque como una manera de consolidar su autonomía.

Hablar de los orígenes es hablar de la madre biológica

Javier García hace hincapié en el papel de la madre biológica en las familias adoptivas, la importancia de conectar emocionalmente con nuestros hijos e hijas, y el riesgo de dejarlos solos con esta inquietud y sentimiento de angustia que aparecerá en algún momento. Trabajar este aspecto permitirá reforzar el vínculo familiar. No basta con explicar a los niños y las niñas adoptados sus orígenes, darles una versión “edulcorada” de los motivos por los que fueron “abandonados”. En la segunda parte del taller, tranajamos la figura de la madre biológica de nuestros hijos e hijas de manera vivencial. Mediante la elaboración de una fantasía figurada, nos acercamos a la historia anterior de nuestros hijos e hijas, independientemente de los datos que tengamos, de lo que sepamos sobre lo que pasó, lo que nos ayuda a integrarla como parte nuestra y compartirla con nuestros hijos e hijas.

Tras esta visita figurada a la mamá biológica, pasamos a dibujarla y a comentar la experiencia en grupo. Observarnos nuestra propia herida a través del lenguaje verbal y cómo funcionan las fantasías de competencia respecto a su función de madre. Trabajar la mamá biológica es un proceso personal que debemos realizar, observar cómo llevamos dentro a la mamá de nuestro hijo o hija. El objetivo será acompañar a nuestro hijo o hija a resolver los temas que le preocupan, le producen un alto nivel de estrés, bloqueos emocionales y dificultan el desarrollo de sus capacidades.

Para finalizar, insistió en que la necesidad de sanar nuestra propia herida: “llegar a sentir que no estoy compitiendo con ella”. No conseguiré acompañar a mi hijo o hija, si yo no lo vivo, si no la llevo dentro. No basta con darle la información sobre su madre biológica. Acompañar es decirle a mi hijo o hija: cuando hablo con ella, yo me la imagino… Y que esto sea verdad, sea fruto de un trabajo interno. Darme cuenta de cómo la llevo dentro, si la he olvidado. Que mi hijo o hija sepa que su madre biológica forma parte de nosotros, que sienta que ‘su mamá biológica me importa mucho y que este tema también es nuestro’.

Taller impartido por Javier García Martínez
Psicólogo, Educador Social, Mediador Familiar

Este post es un resumen de un taller vivencial impartido por Javier García Martínez, psicólogo y educador social.

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