La comunicación en el trabajo de la historia de vida

¿Cuándo empezar la comunicación?

Trabajar la comunicación de determinados aspectos de la vida de los niños y niñas adoptados o acogidos en familias dependerá de la edad y de la capacidad que tengan, de su historia previa, su receptividad y su situación en el momento de iniciar el trabajo o las sesiones. Lo ideal es empezar lo antes posible a abordar su historia, siempre de manera progresiva y respetando sus tiempos.

Que el niño o la niña sea acogido u adoptado a edades más tardías, no excluye de ningún modo la necesidad de realizar este trabajo, si está motivado. Lo mismo sucede con los bebés o niños/as muy pequeños. La elaboración de un libro de vida nos puede servir de ayuda para comunicarnos con ellos acerca de su situación, inquietudes, dudas así como otras importantes cuestiones en torno a sus orígenes.

¿Cómo podemos dirigirnos a los niños y las niñas?
Nos podemos dirigir a los niños y niñas de muchos modos, sin embargo, no existe ningún procedimiento establecido que garantice una comunicación efectiva. Cada caso es diferente, pero en términos generales, para favorecer la comunicación puede ser útil tratar de ver las cosas desde la perspectiva infantil, identificar las formas en las que el niño o la niña manifiesta el afecto y los sentimientos y dar explicaciones muy claras y comprensibles verificando que las ha entendido.

Como recomendaciones decir que es conveniente no tener prisa, aprovechar las situaciones cotidianas (la hora de comer, antes de ir a la cama…) y de tranquilidad para establecer proximidad y compartir actividades gratificantes. Mostrar interés por todos los aspectos del niño o la niña y no sólo por los aspectos problemáticos de su historia o de su comportamiento (no todo lo que tenemos que abordar con nuestros pequeños va a ser negativo). Siempre respetando su propio espacio sin llegar a ser intrusivos, demostrando interés y satisfacción ante ellos, sus muestras de afecto, etc.

¿Qué se puede hacer si un niño o niña se muestra triste o rechaza trabajar su historia?
Nos encontramos muchas veces que son los propios niños y niñas los que muestran dificultades para expresar lo que sienten o lo que piensan. En unos casos eso les puede llevar de diferentes maneras a evitar ciertas situaciones o el tratamiento de determinados temas; en otros les puede conducir a idealizar o a fantasear aspectos de su vida; y en otros casos aparece la tristeza, la rabia, la frialdad o el rechazo dirigido al cuidador/a bloqueando así la comunicación.

El punto de partida para facilitar la expresión de sentimientos es la aceptación del mundo emocional del niño o niña y la creación de un buen clima emocional durante los momentos que compartimos con ellos. Y eso suele llevar algún tiempo, tiempo que debemos darle a niños y niñas. Expresiones del tipo “no llores, no estés triste”, “no debes pensar en eso” aunque buscan consolar al niño o a la niña, no hacen sino transmitirle que sus propias emociones son inadecuadas. Cada situación y cada niño o niña es distinto. Se puede consolar sin negar emociones como, por ejemplo, diciendo “entiendo que estés triste y, aun así… “es normal que pienses eso pero…”. Esta aceptación facilitará que el propio niño/a reconozca sus emociones y pueda estar en condiciones de aprender a manejarlas.

Una manera sensible y adecuada de facilitar que el niño o niña exprese sentimientos es apoyándose en la lectura de cuentos o historias. La utilización de cuentos puede ser una opción narrativa valiosa para ayudar a los niños y las niñas a identificar personajes y aprender a través de estos modelos. Permite a su vez al niño/a hablar sobre su historia en tercera persona, disminuyendo la carga emocional que implica la utilización de la primera persona. Además les permite entender que otros niños y niñas comparten con ellos sus mismas dificultades, temores y deseos y que lo que le ha pasado a ellos también le ha pasado y le pasa a muchos otros menores.

También existen algunos trucos y actividades que podemos utilizar para estimular la expresión emocional en niños y niñas. Por ejemplo, delegar en los niños y las niñas el cuidado de las plantas o los animales domésticos, lo que les permite expresar sentimientos de cariño, afecto, satisfacción, así como ver la capacidad de respuesta de los seres vivos.

Otra actividad puede ser escuchar su música favorita o cantar, lo que facilita el recuerdo de las situaciones y los sentimientos que se encuentran asociados con la música. A veces, compartir la actividad física como caminar o correr, cavar en el jardín o, por ejemplo, romper y triturar papeles para reciclaje puede proporcionar sensaciones que ayudan a liberar sentimientos de frustración; y, por el contrario, expresiones de cuidado y preocupación como tomar de la mano, abrazar o cepillar el cabello pueden servir para favorecer momentos de intimidad donde se puedan hacer confidencias.

Finalmente, una herramienta muy valiosa para facilitarnos la comunicación son los modelos de libro de vida como por ejemplo “viaje a mi historia”. Con ellos podemos abordar muchos aspectos (ya sea del pasado, presente o futuro), de forma sencilla y natural.

Me da miedo abordar ciertos temas con el niño o la niña ¿Qué hago?
La verdad es que trabajar determinados temas que pueden ser potencialmente dolorosos o sensibles para los niños y niñas, siempre suele producir un poco de temor en los adultos. Es muy normal pensar “a ver si hablar de esto le va a producir malestar, daños y va a ser peor…” pero la realidad es otra, ya que evitarlo transmite a los niños y niñas un mensaje más negativo y menos controlable. De manera que, en la medida de lo posible y siempre teniendo en cuenta cada caso en particular, abordaremos esa información y lo haremos con claridad, honestidad y prudencia.

Si bien es cierto, cada niño/a tiene sus tiempos. Es importante darles ese margen temporal y, a veces, la distancia que precisan para que sean ellos mismos los que tomen la iniciativa o nos muestren el camino para seguir adelante abordando su historia. Esto no quiere decir que no trabajemos nunca más aspectos de su pasado, o que lo hagamos superficialmente. Seguiremos trabajando acerca de sus orígenes, aunque existan momentos en los que pospongamos o no abordemos tan directamente esta información hasta que el niño/a se encuentre más predispuesto y motivado/a a hacerlo.

La comunicación con hermanos que tienen visiones diferentes de su historia, ¿Cómo abordar la comunicación?

Lo cierto es que, aunque pueda resultarnos curioso, es muy común que dos niños/as que sean hermanos (y posiblemente criados en el mismo contexto), tengan una visión de su situación y una forma de afrontamiento completamente diferentes.

La edad, el momento emocional, las experiencias… son aspectos que se vivencian de forma distinta según la persona. En este sentido y por norma general de los 6 a los 11 años, toman conciencia de que pudieron ser abandonados, surgiendo en los niños y niñas el temor de que se produzca una nueva ruptura, a volver a ser abandonado, lo que puede ser manifestado con el tanteo de límites (desobediencia, agresividad…) o con distanciamiento. En este momento el niño o la niña comienza a sentir la necesidad de profundizar en las circunstancias que rodearon su nacimiento intentando comprender los motivos que produjeron tal ruptura.

En la adolescencia, que se inicia hacia los 11-12 años, tiene que hacer frente a todas las tareas normativas de esta etapa, entre las que se incluye la resolución de la crisis de identidad, con la especial complejidad que se deriva de la cuestión acogida/adoptiva. Ante esta situación y a pesar de los esfuerzos de los cuidadores para generar un clima de confianza emocional donde intentar mantener una comunicación fluida, a veces no resulta nada fácil. Es muy importante mostrarles que pueden contar con nosotros/as, les ocurra lo que les ocurra.

Cuando trabajamos con hermanos, a veces nos encontramos que cada uno se encuentra en etapas diferentes. Mientras uno de ellos parece afrontar su historia de manera positiva y resiliente, el otro, por el contrario, parece que no acepta o muestra malestar a la hora de hacerlo. En estos casos, se debe sopesar si es conveniente impulsar la ayuda entre hermanos, es decir, el hermano o hermana más integrado, puede ayudar a encontrar el espacio que no encuentra su otro hermano, porque a veces es fácil que entre ellos se entiendan mejor. La idea es que el pequeño/a más abierto a abordarlo sea nuestro cómplice, explicándole los problemas o dificultades que pueden mover a su hermano a que tenga un comportamiento disruptivo e intentar que comprenda que esa manera de actuar puede acarrear consecuencias negativas. Aunque no es una tarea fácil, creo que puede ser positivo en muchos casos.
Hay que trabajar con naturalidad los orígenes de los niños y niñas, acompañándolos en el camino que los lleva a unir las distintas piezas de su historia.

¿Se puede tener dos versiones de la historia personal?
Sí, de hecho es muy positivo. Es aconsejable trabajar la historia del niño/a a través de los aspectos positivos o que le hagan sentirse seguro/a. Cuando el niño o la niña se relaciona con otras personas puede ser recomendable que disponga de dos versiones de su historia personal, una para las personas de confianza y otra para los desconocidos o resto de personas con los que no se siente tan cómodo/a como para abordar sus intimidades.

Por un lado, su historia completa constituida por cada uno de los acontecimientos que sucedieron en su vida y, por otra, una versión reducida que pueda compartir con los demás o utilizarla para presentarse cuando sea necesario. Mientras que la historia completa la compartirá con su entorno de familiar y personal más íntimo, la reducida puede simplificar y facilitar el contacto social inicial. Para elaborar esta versión reducida, en primer lugar, debemos ayudar al niño o niña a conocer su historia completa. Es fundamental partir de lo que sabe el niño o la niña de su historia para poder ayudarle a construir un relato coherente y completo de su propia vida.

¿Qué hacer si mi hijo o hija se inventa una historia fantástica que no se ajusta a la realidad?
Una cosa es que los niños y niñas tengan dos versiones (que puede ser positivo de cara a la integración social y a la normalización de las relaciones con iguales y adultos) y otra que se tenga una visión de su historia alejada de la realidad.

Es necesario trabajar con las ideas distorsionadas de la realidad sin desautorizarlas ni desvalorizarlas o buscar crear una versión autorizada o adulta. Ojo, con esto no quiero decir que aceptemos incondicionalmente la fabulación que tenga sobre sus orígenes, al contrario, debemos trabajar con el menor y ayudarle a comprender que puede querer a su familia biológica sin necesidad de inventarse una historia fantástica, guiándole poco a poco y tras muchos abordajes, a la construcción de un relato coherente de su realidad.
En cualquier caso, cada niño/a tiene una historia y unas vivencias que son personales e intransferibles por lo que siempre necesitarán un abordaje personalizado según cada caso.

Conclusiones

      • La herramienta principal del trabajo de historia de vida es la comunicación.
        La comunicación es esencial para intentar conocer a los niños y niñas, ya que a través de sus palabras nos pueden expresar lo que sienten y a través de sus gestos nos pueden dejar entrever lo que las palabras en ocasiones no dicen directamente.Nos podemos dirigir a los niños de muchos modos y, aunque no hay una receta infalible sobre como hacerlo, existe un buen número de habilidades y estrategias como la escucha activa, la empatía, ser receptivos y pacientes, manejar los silencios, mostrar aceptación, sentido lúdico, creatividad…que favorecen este proceso comunicativo.La comunicación no se puede reducir a la utilización del lenguaje, es un proceso en el que intervienen claves gestuales, posturales, contextuales que dan sentido o modulan el mensaje que se transmite. Por lo tanto, en el trabajo de historia de vida resulta esencial observar a los niños/as y ser sensibles a todas estas claves no verbales.
      • Hablar sobre la historia de los niños, sirve también para hacerlos más resistentes a las adversidades y para favorecer en ellos el desarrollo de un sentido positivo de sí mismos. Por un lado, esto se consigue tratando los acontecimientos y personas de su historia con aceptación y respeto y, por otro, convirtiéndonos, mientras realizamos el trabajo, en modelos adultos.
      • Para abordar la historia de los niños y niñas y en particular aquellos aspectos que poseen mayor carga emocional, es aconsejable tener en cuenta el momento evolutivo o etapa del los niños/as, hay que explorar sus ideas, desculpabilizarlos de su situación, intentar normalizar su experiencia y su situación actual, transmitir calidez, confianza y seguridad…
      • Libro de vida + clima de confianza
        Con modelos de libro de vida como por ejemplo “viaje a mi historia” podemos abordar muchos aspectos (ya sea del pasado, presente o futuro), pero, no hay que olvidar que para llevar a cabo el trabajo de historia de vida de manera efectiva es necesario que exista un clima y una relación de confianza entre el niño o la niña y la persona que se ocupa de este trabajo. Para ello, es imprescindible darle al niño el tiempo que necesita y las oportunidades, los medios y el clima de aceptación adecuado para que se exprese y asuma, en función de su edad y su motivación, un papel cada vez más activo en la construcción de su historia.
      • Existen un conjunto de técnicas y estrategias en el trabajo de historia de vida que hemos visto y puesto en práctica en este curso, tales como: el libro de vida, el camino de vida, el ecomapa, el flujograma y el ritual de las velas.
* Estefanía Mata Fernández, psicóloga especializada en intervención y mediación familiar. Ha formado parte del equipo investigador del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla. Coautora de las distintas publicaciones del programa “Viaje a mi historia” una de las propuestas de intervención más relevantes de los últimos años tanto en centros de protección como en familias de acogida. Docente en diferentes acciones formativas sobre este programa en el Observatorio de la Infancia en Andalucía así como intervención formativa en el módulo de comunicación del curso “Trabajo de la Historia de Vida” impartido por la Escuela de Familias Adoptivas, Acogedoras y Colaboradoras de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación.

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