Tener un miembro de la familia racializado no convierte a dichas familias en antirracistas, sobre todo cuando las familias son ciegas al color de sus hijos e hijas. A menudo las familias con familiares nacidos y/o con rasgos de otro país sufren el denominado racismo daltónico que hace que las familias no sean capaces de ver a sus tal y como son, o lo que es lo mismo niegan su condición racial.