Muchos de los niños y niñas que adoptamos tienen como consecuencia de su vida anterior dificultades madurativas y a veces estructurales. Han sufrido trauma por adversidad temprana y tienen un bagaje de experiencias muy diferentes a las vividas por sus compañeros y compañeras de colegio. Con estos niños y niñas dañados hemos de ir hacia la inclusión o aceptación de la diferencia y diversidad para ayudarles a progresar desde sus puntos de partida y no desde nuestras expectativas o estándares de normalidad. Su punto es ya su normalidad.
Autoría: Múgica, Javier.
Edita: Universidad Pontificia Comillas. Padres y Maestros, núm.339 (2011)
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