Pautas de apoyo para el trabajo terapéutico de tu hijo o hija

1. Dejar en claro quién manda en casa
Que tenga claro que vosotros sois la autoridad. Por tanto, en todo momento vuestro mensaje implícito es: “yo mando aquí, pero no me aprovecharé de esto para tratarte mal, no te pasará nada malo si cedes, me obedeces y aceptas lo que yo digo”. Es importante conseguir el máximo consenso de trabajo para que tu hijo o hija no saque provecho de vuestros desacuerdos o descoordinación entre vosotros, o entre los adultos que están con él. Debe quedar claro para tu hijo o hija quién es el jefe o su guía en cada situación social donde aparecen otros adultos.2. Evitar en lo posible las escaladas
Es decir, si contesta, amenazarle, contestarle peor, y terminar más enfadados o agobiados de lo que él o ella estaba al principio. Es bastante frecuente que esto ocurra y son expertos gatilladores de nuestra rabia e impotencia. Cuando esto ocurre se pierde legitimidad, la intervención no es terapéutica ni educativa y además el niño o la niña no puede salir de su agobio ni enfado, tal cual un bebé que no puede calmarse sólo sin la ayuda de otro disponible, sensible que le contenga.3. Cuando deis una orden, hagáis una petición o exigencia
- Hacerlo en forma amable pero firme, sin miedo a que no lo haga porque lo percibe y se aprovecha de esto. «Hablándole mirando a los ojos calmadamente«, el mensaje entra mejor. Si «tiene» que hacer algo, no pedirle «por favor…» No es un favor, es una orden.
- Si lo hace: agradecerle de buena manera sin exagerar, dependiendo si es una obligación o no, una regla o un favor. No vamos a agradecerle ni premiarle porque se viste, come o no roba, ¿cierto?
- Si no lo hace o se resiste a ello:
- Evitar enfadarse y mucho menos actuar en este enfada. Si nos llegamos a enfadar, se lo podemos decir verbalmente (nunca actuándo como los niños lo hacen) y no pasa nada, sólo tener en cuenta que esto no es recomendable hacerlo si él no lamenta genuinamente vuestro malestar.
- Evitar en lo posible amenazar «si no haces esto entonces…«¡Las amenazas nunca enseñan, tienen efecto recurrente y se gastan con el tiempo! Evitar las amenazas, pero sí dejar en claro que tu hijo o hija tiene la opción de obedecer o desobedecer: «es tu opción, yo sólo hago mi trabajo y tú asumes tus opciones» . Deja que la consecuencia enseñe, no vuestro enfado. «Confío que harás una buena opción» Si insiste, decimos, por ejemplo: «qué pena que decidiste hacer eso, mi trabajo es darte una consecuencia por ello«.
- Las consecuencias que sean lo más lógicas y seguidas de la falta (ayudar hacer tareas de casa, hacer algo por otro, perder privilegios, acortar tiempo de actividades como tv, piscina, etc.).
- Cuando imponga una batalla, ganarla o dejarla pasar, pero, si se decide entrar en ella, ganarla. Hay tres batallas que hay que evitar: cuando él o ella no quiere comer, cuando insulta y cuando se orina o defeca (todo lo que sale o entra del cuerpo). El no comer o los insultos pueden controlarse mejor con retiros de privilegios o control por puntos (calendario con pegatinas y luego a tantas pegatinas cambiarlas por un vale, no se cuentan las transgresiones, sino los días sin transgresiones; trabajar con este sistema un tipo de transgresión a la vez, por ejemplo: hacer pataletas, insultar, romper cosas, etc.)
- Si pregunta, cuestiona vuestras decisiones o reclama pidiendo razones, cuidado, no entrar a darles respuestas porque cada vez más será más difícil dárselas y el enfado crecerá como la espuma, más bien, puedes responder: «tú sabes la respuesta«, usar el humor o devolverle la pregunta. “a ver, ¿por qué no puedes ver más T.V?.
4. Dejar que la consecuencia enseñe
Es decir, no esperar que lo que se pide u ordena a tu hijo o hija «lo haga por y para vosotros», sino por las consecuencias que tiene. Llegará el día que tu hijo o hija haga las cosas pensando en vosotros o por amor a vosotros, pero aún no puede, por tanto, iremos un poco más atrás y hará sus opciones en función de las consecuencias y luego por los otros.
5. El castigo es consecuencia de más rabia y frustración de vuestra parte y pone distancia entre tu hijo o hija y vosotros
La consecuencia, algo que hay que hacer extra para reparar la falta se impone con firmeza, pero sin rabia y se le acompaña para evitar la distancia que él o ella intenta imponer. La consecuencia necesita más tiempo de vuestra parte, pero será menor que el invertido en castigos constantes. Se puede hacer una lista de privilegios y tareas extras de casa, por tanto, en vez de ver su programa favorito tendrá que ayudaros a sacar la basura, etc. Nunca debemos utilizar las necesidades básicas como consecuencia (por ejemplo, no cenar (excepto si no utiliza bien el tiempo asignado para ello), retirarle el afecto, dejarlo sólo en su habitación o aislarlo temporalmente (a no ser que le sea en verdad útil para autocalmarse). Tampoco es recomendable quitarle sus pertenencias, si éstas se confiscan, se confiscan para siempre, por tanto, pensarlo dos veces antes de recurrir a ello, etc.).
6. Va muy bien que escuche de vuestra parte que puede elegir algunas cosas
Elegir entre dos cosas que vosotros seleccionáis con anterioridad, puede ver TV una hora o puede ver TV media hora y la otra media hora jugar con algún juguete, como él o ella prefiera.7. Continuar insistiendo en «establecer contacto visual» durante las conversaciones
Sobre todo cuando está enfadado o agobiado. A través del contacto visual transmitimos una cantidad ingente de información: entendimiento, comprensión hacia el otro y, sobre todo, empatía. Mantener el contacto visual mientras te habla puede ayudarlo a sentirse más seguro y conectado contigo.8. Luego de un incidente, en lo posible hablar de ello una vez está calmado y fuera de la situación estresante
Es para ayudarle a reflexionar en dos aspectos: uno, qué había detrás de ese comportamiento, cómo se sintió o pensó de nosotros y de él mismo, y luego, cómo se podría haber evitado esto (para que la experiencia le enseñe y prepare mejor a la siguiente).9. Para evitar mentiras: no preguntar algo que sabemos o sospechamos que ha hecho, más bien, se lo afirmamos claramente y le damos una consecuencia (si corresponde)
Si nos equivocamos y afirmamos algo que no es cierto, le pediremos disculpas y no pasa nada. No preguntar «por qué» ha hecho «x» cosa, es mejor decirle: «ya hablaremos de esto». Es importante encontrar esas razones en una conversación tranquila o más tarde que ha pasado el incidente (y nuestro corazón lata con normalidad).10. Todo lo que comience debería terminarlo
Para ello es importante acompañarlo para recordarle o dejarle claro vuestra expectativa antes de que pase a otra actividad. Por ejemplo, recoger su ropa, sus juguetes, cuadernos o libros de su mochila del cole. Vuestra ayuda para que se organice por fuera permitirá mejor que se organice también por dentro.11. Estar pendiente de reconocerle sus buenos comportamientos

12. «Metacomunicar» sus sentimientos
Decirle lo que creemos que le pasa siempre como una posibilidad, una hipótesis, no como una afirmación acusatoria. Por ejemplo,»creo que hoy no estás de buen humor, supongo que…, me imagino que…, tengo la impresión de que… puede ser que me equivoque, pero veo que«… etc. Continuar ayudando a tu hijo o hija a poner palabras a sus sentimientos, sobre todo los negativos o difíciles de manejar. Sin hostilidad, con firmeza y tono de voz adecuado. Se le acompaña a verbalizar lo que está experienciando, manteniendo la cercanía afectiva y evitando la distancia que puede generar por su comportamiento. Este ítem es uno de los más difíciles de realizar, porque las conductas desbordadas nos gatillan sentimientos muy intensos (asociados a nuestras historias infantiles) que a veces no controlamos y nos hacen alejarnos del niño o niña, y esto es exactamente lo que debemos evitar porque de lo contrario, tu hijo o hija reafirma su sentimiento de soledad, reconfirma su idea de sí mismo como inadecuado o poderoso que provoca malestar y su idea de los adultos como no confiables, irrespetuosos o débiles que él puede sobre ellos.13. Ser consistente
Es decir, las faltas deben ser confrontadas y las buenas acciones apoyadas y apreciadas (¡esto último es muy importante!) Tiene derecho de enfadarse, agobiarse, etc., pero no de agredir o insultar. Imponemos consecuencias naturales a sus comportamientos inadecuados, pero no olvidéis: ¡sin crear distancia!14. Evitar preguntarle : «¿Tú hicistes …?, ¿por qué tú….? ¿recuerdas…? ¿qué dijistes?
Sobre todo si sabemos la respuesta. Estas preguntas hacen que se defienda, pueda mentir, o agreda, en resumen, es una buena ocasión para que emerja la distancia afectiva que, por un lado, busca, pero que teme por encima de todo y no necesita.15.Evitar mostrar vuestra decepción o rabia por sus opciones, sus comportamientos o mensajes agresivos
Esto crea una escalada que termina siempre creando nuevamente distancia afectiva.16. Trabajo particularmente para la madre y el padre: Junto con todos los puntos anteriores

- Continuar ofreciéndole si fuera posible diariamente disponibilidad y accesibilidad, si no, los días que más podáis, unos 20 minutos con tu hijo o hija sólo, dedicados a él o ella, ojalá sin interrupción, contacto físico y visual; corazón a corazón. Podréis hablar de cómo ha ido el día, lo mejor y lo peor de su día y del tuyo también (pero sin exagerar). También podéis hacer algo juntos, pero sin perder el contacto físico y visual: contarle una historia, jugar, hacerle un masaje, etc. Si no cuenta ni dice nada, no presionar ni cuestionar esta «opción», pero no te des por vencida, continúa día tras día con el mismo ritual: compartiendo lo tuyo y manteniendo la expectativa de escucharlo.
- Conseguir una coordinación con la futura profesora, lo suficiente para asegurarnos que está funcionando sin muchas dificultades en el mundo escolar.
- El único propósito de estas tareas terapéuticas es que tu hijo o hija pueda mejorar su calidad de vinculación porque todavía invierte mucha de su energía para protegerse de esa vulnerabilidad interior que se reviste de chico poderoso. Es muy importante imponer consecuencias porque así se va haciendo responsable de sus opciones, y, por otro lado, así se le da la idea que no tiene el control ni necesita tenerlo de esa manera.
¹ Este documento es un material de uso interno para trabajar con familias elaborado por el Instituto de Formación e Investigación-Acción sobre las Consecuencias de la Violencia y la Promoción de la Resiliencia (IFIV) para el programa de crianza/parentalidad terapéutica de la RED APEGA. Psicoterapeuta infantil, Centro Exil. Barcelona, julio 2009.
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