Sentimientos de pérdida

La salida de un niño o de una niña de su hogar y la llegada a un centro o a una nueva familia supone importantes cambios en la vida de los niños y niñas que se ven en esas circunstancias. Sin duda, una de las primeras tareas a lo largo del proceso de adaptació a su nueva situación va a ser hacer frente a las pérdidas.

Pérdidas de carácter físico y material. Tienen que ver con las condiciones materiales, los objetos y los entornos que le son familiares y que constituyen la principal fuente de seguridad y control sobre su vida. A veces esto lleva a los niños y las niñas a rechazar elementos de atención que le resultan extraños. Y todo ello, con independencia de que ingresar en una residencia o ser acogido por una familia sea objetivamente una mejora significativa de estas condiciones materiales.

Pérdidas socio-emocionales. El niño o la niña se ve separado de las personas a las que se siente vinculado tanto de su familia como de su entorno, sean menores o adultos. La mayoría de los niños y niñas que son separados de sus familias y pasan a alternativas de protección de acogimiento familiar o residencial pierden el contacto con su entorno físico y social y echan de menos a su familia biológica, amigos/as y a otros miembros de su familia.
Pérdidas socioculturales. El niño o la niña debe adaptarse a un entorno en el que hay diferentes relaciones, hábitos, rutinas, normas, valores y costumbres tanto en los aspectos educativos y/o culturales, como en los que tienen que ver con el ocio y el tiempo libre.

La manera en la que los niños y las niñas en acogimiento afrontan las pérdidas puede variar enormemente en función de una serie de variables:

  • Edad y momento evolutivo.
  • Características de personalidad.
  • Vinculación afectiva a la familia de origen.
  • Información y contactos con la familia de origen.
  • Información y percepción del/la menor sobre las causas de la separación.
  • La forma en que se hace la transición y el mensaje que recibe el niño o la niña en el momento de la separación.
  • Características del centro o la familia
  • El historial de separaciones anteriores.
  • El trato, el apoyo y el cariño que el niño o la niña recibe durante el acogimiento.

El acogimiento familiar no supone generalmente una ruptura de las relaciones y contactos entre los niños y las niñas y su familia biológica, de manera que la forma en que se organicen esos contactos y relaciones en la adaptación inicial, y a lo largo de toda la estancia en el acogimiento, puede tener una incidencia directa en cómo el niño o la niña afronta los sentimientos de pérdida.

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