En los niños y las niñas que han sufrido trauma por experiencias adversas en la infancia temprana (abandono o negligencia, abuso emocional, físico o sexual) «se producen alteraciones del neurodesarrollo que perturba la concentración, impide el aprendizaje y predispone a los niños y las niñas a situaciones de desregulación conductual y emocional que dificultan la adaptación al entorno escolar» (Benito, 2023).
Un porcentaje significativo de estos niños y niñas creció en un entorno caracterizado por ausencia de figuras de apego el tiempo suficiente como para crear un vínculo o las interacciones con sus figuras de apego no le han proporcionado experiencias de seguridad y unos estados emocionales regulados. Corresponde al sistema educativo, dentro de un marco inclusivo, establecer las medidas necesarias para ofrecer una adecuada respuesta a este alumnado.