Adopción: ¿De dónde soy? ¿A quién pertenezco?

Este artículo se centra en los aspectos que influyen en el proceso de filiación de un niño y niña adoptado y que construyen su sentido de pertenencia a la familia y entorno. O, según como se den, se sienta desarraigado, extranjero en su propia familia y en la sociedad.

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Los duelos en la adopción como punto de partida para la vinculación

En este artículo se aborda el tema de la vinculación emocional en las adopciones. Parte, básicamente, de las situaciones que se dan en las adopciones internacionales, con niños y niñas que ya tienen historia vivida, recordada o no. Plantea las dificultades que deben superar, tanto los hijos como los padres, para vincularse y crear así un lazo saludable que permita formar un núcleo familiar.

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«Genealogía Adoptada», de Virgina Jordá

Para muchas de las personas adoptadas realizar nuestro árbol genealógico puede generar muchas incógnitas. Desde mi investigación, experiencia y posterior realización del proyecto he llegado a la conclusión de los tres árboles. El primero, de tela de algodón quemada, simboliza nuestros orígenes o nuestra familia biológica. El segundo como ramas que crecen, a la familia adoptiva. Y por último, de metal y porcelana, las raíces y las ramas de nuestra imaginaria o real historia completa de adopción.

La búsqueda de una identidad, el desarraigo, la pérdida, la violencia sexual, el duelo o la revisitación constante del pasado son temas que he explorado desde el arte, por ser éste el único lugar que me ha permitido entender y expresarme.

Tres árboles genealógicos desde mi realidad de persona adoptada
Árbol genealógico: familia biológica
Tela de algodón quemada
170 x 100 cm
Árbol genealógico: familia adoptiva
Hierro
170×100 cm
Árbol genealógico completo
Hierro y porcelana
150×90 cm
Virginia Jordá es una artista multidisciplinar graduada en Bellas Artes. A lo largo de su carrera se ha especializado en cerámica artística y en el arte de acción o performance. Centra su trabajo en temas como la búsqueda de identidad, los vínculos afectivos y la violencia sexual. 



                         

Guía de resiliencia: para padres y maestros

Tendemos a idealizar la niñez como una época sin problemas, pero la tierna edad por sí sola no ofrece ninguna protección contra los daños emocionales y los traumas que pueden enfrentar los niños y las niñas. Se les puede pedir a los niños y las niñas que enfrenten problemas, como adaptarse a una nueva clase, ser intimidados por sus compañeros o incluso al abuso en el hogar. Si sumamos a eso la incertidumbre que forma parte del crecimiento, la infancia puede ser cualquier cosa menos una época sin problemas. La aptitud para desarrollarse pese a estos desafíos surge de la capacidad de resiliencia. La buena noticia es que la resiliencia es una capacidad que puede aprenderse.

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