La evidencia actual demuestra que no hay ninguna cantidad de alcohol segura conocida que se pueda consumir durante el embarazo. Un gran número de niños, niñas y adolescentes adoptados, en particular procedentes de los países de Europa del este, o en acogimiento familiar, sufren el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal o TEAF, un conjunto de anomalías físicas, mentales, conductuales y cognitivas que una persona puede presentar cuando ha estado expuesta al alcohol durante su desarrollo prenatal.